Cada año, miles de gitanos se congregan en Saintes Maries de la Mer, rindiendo homenaje a Santa Sara o Sara Kali. Aunque la tradición de la peregrinación tiene raíces en la Edad Media, la participación de los gitanos fue autorizada en el siglo XX.
En los días previos a la peregrinación, los devotos llevan cirios para iluminar la cripta que alberga la estatua de Santa Sara, ubicada a la derecha del altar. El altar central sostiene un relicario, y en el muro se encuentra la cruz de la Procesión, donde los fieles dejan ofrendas como joyas y mensajes de devoción. La estatua de Santa Sara es cubierta por numerosos abrigos, y es costumbre mostrar respeto besando un pie o el dobladillo de su vestido.